Desde pequeña, Anita Correa conoció lo que era el trabajo arduo, la tenacidad y la perseverancia. No solo porque le tocó enfrentar y aprender a vivir con osteogénesis imperfecta (condición que ataca los huesos y los vuelve extremadamente frágiles), también porque su abuela Ana Enilda, quien trabajó como empleada doméstica, limpiando y cocinando en una casa de familia, fue un gran pilar en su vida que la ayudó a comprender todo esto.
Y así como la señora Ana Enilda se convirtió en una mujer importante en su vida, igualmente lo hizo Niña Tere (Q.E.P.D.), la señora para que la que trabajó su “abuelita”.
En un extenso “post”, la creadora de contenido panameña exaltó la vida de Niña Tere, una mujer que la ayudó desinteresadamente para que tuviera una mejor calidad de vida.
Anita relató que ella y su hermana nacieron en circunstancias difíciles, “sin muchas esperanzas para el futuro”. Pero niña Tere tenía una visión diferente para sus vidas y se propuso investigar sobre su padecimiento y en el camino descubrió Shriners Hospitals for Children en Estados Unidos, hospital que ofrece tratamiento compasivo e innovador a niños con trastornos complejos o crónicos, como la osteogénesis imperfecta, entre otros.
Decidida a cambiar la vida de Anita, la llevó para que pudiera recibir operaciones que mejorarían su calidad de vida. Correa cuenta niña Tere se convirtió en un verdadero ángel para ella.
Durante más de 15 años, cubrió todos los gastos de viaje y alimentación para que Anita pudiera recibir tratamiento médico en Estados Unidos, realizando más de 37 viajes. En el hospital, Anita fue operada, aprendió a caminar y recibió sillas de ruedas donadas. Todo esto fue posible gracias a la generosidad desinteresada de niña Tere.
“Hoy, entre muchas lágrimas, me toca despedirla, sabiendo que ahora acompaña a mi abuela en el cielo, siendo otro ángel que me cuida”, escribió Anita, llena de eterno agradecimiento. “Ella siempre me instó a no dejar de estudiar, a esforzarme y a ser una mujer de éxito. Todo lo que soy, además de a Dios y mi familia, se lo debo a ella y a su esposo, Don Cholo”.
Anita recuerdó cómo niña Tere siempre estuvo presente, ayudando a su familia cuando más lo necesitaban, incluso pagando los útiles escolares cuando su madre no podía. “Me enseñó que las clases sociales son solo eso, que lo más importante siempre es lo que se lleva en el corazón y la humanidad para con los demás”.
Anita cerró su emotiva carta con un profundo agradecimiento y la promesa de nunca olvidar las lecciones y el amor que recibió. “Jamás dejaré de repartir de lo mucho que me brindó y de lo mucho que me enseñó. Nunca me abandone. Y GRACIAS. Hasta siempre, niña Tere”.